La simulación colectiva de las necesidades hace que la producción masiva sea sólo el inútil
intento de recuperar lo real: Residual. Materia inservible que resulta de la descomposición
o destrucción de una cosa. Desechos humanos tangibles e intangibles que forman parte
de nuestra cotidianidad. Una nueva estética adaptada en la conjunción urbana, la
normalización de los desperdicios; términos verbales convertidos en bazofia
conceptualizados en el ser.
Una sociedad de consumo que no se caracteriza sólo por la proliferación y acumulación de
objetos sino también por su destrucción. Su mejor metáfora es la histeria: destrucción
ritual de material y vida.
Los hábitos residuales del capitalismo tardío reniegan la propia muerte; absorben el
sentimiento arraigado brindando un simulacro de realidad. El egoísmo, un recelo a la vida
que niega esa memoria albergada en el plano y que ignora una huella destinada a nuestro
paso. El olvido, negación al presente y abstención de la realidad, brinda una máscara
oscura e inaudita perfecta para evadir todos aquellos residuos sociales y mentales
palpables en el espacio habitado.
La muestra, que reúne el trabajo de la artista visual, connota una manifestación casi
cualitativa acerca de todo residuo inservible y que forma parte de nuestro contexto, más
allá de un hábito expositivo, demuestra el anhelo tardío y rezagado por esta sociedad. Una
expresión incómoda pero sincera, una especia de recordatorio latente de lo que
realmente somos y no de lo que creemos ser.

18 Mayo - 21 Julio 2018